Imposible como una huella sin pasado, un ahora sin presente o un futuro sin polvo. Imposible, sí, que caiga la tarde en brazos del tiempo detenido.
Una llovizna rancia bate las palmas con desgana, rompiendo el silencio en afilados trocitos de vidrio; los mismos que coronaban la tapia de las frases sin caligrafía. En el callejón de las noches erráticas, el azar se pintaba con el tizne del deseo y el mundo daba vueltas verdes sobre el cálido paño de una mesa de billar.
Una llovizna rancia bate las palmas con desgana, rompiendo el silencio en afilados trocitos de vidrio; los mismos que coronaban la tapia de las frases sin caligrafía. En el callejón de las noches erráticas, el azar se pintaba con el tizne del deseo y el mundo daba vueltas verdes sobre el cálido paño de una mesa de billar.
hay imposibles que se vuelven posibles, te lo digo yo...
ResponderEliminarun beso...