Lo primero que hizo Babo
después de ser rescatado del ascensor por una bombero fue darse una ducha.
Necesitaba cantar a gritos con el agua tibia invadiéndole la piel. Roberto Carlos, Camilo Sesto, el
tractor amarillo y la gata bajo la lluvia fueron algunos de los testigos de la
resurrección de su valentía. Luego acudió a uno de sus sitios de siempre a
comer de menú. De primero ensalada
valenciana, de segundo arroz al horno y de postre fresas sin nada. Un cortado
para terminar. De propina, ni hablar. Al regresar subió por la escalera y se
cruzó con el vecino de arriba que bajaba cargado con una bicicleta de montaña.
Se saludaron como viejos amigos aunque apenas se conocen. Cuando llegó, por
fin, se tumbó en el sofá de la salita de estar y durmió como un bendito. Soñó un sueño antiguo.
Ya sabes: echar de menos un instante es echar de menos a aquel que éramos entonces.
ResponderEliminarBesos