dedicado a b.

La bicicleta sigue atrapada con un candado, igual que ayer, sujeta al tronco del mismo árbol del parque. Si fuera grito, como me sabe el distante perfil de su quietud sobre el césped, tendría la tibieza de un sol temprano en antiguas mañanas sin escuela. Estoy, estuve, sentado en un banco de piedra junto al estanque vallado, donde un solitario pato de cuello verde merodeaba, merodea, por sus anochecidas aguas. ¿Quién fue el majadero que dijo que las lágrimas detenidas las fantasearon, tan reales, los pececitos de colores?

1 comentario:

  1. "ibamos por las tardes a ver los peces del quai de la mégisserie, en marzo el mes leopardo, el agazapado pero ya con un sol amarillo donde el rojo entraba un poco más cada día. desde la acera que daba al río, indiferentes a los bouquinistes que nada iban a darnos sin dinero, esperábamos el momento en que veríamos las peceras (andábamos despacio, demorando el encuentro), todas las peceras al sol, y como suspendidos en el aire cientos de peces rosa y negro, pájaros quietos en su aire redondo. una alegría absurda nos tomaba de la cintura, y vos cantabas arrastrándome a cruzar la calle, a entrar en el mundo de los peces colgados del aire."

    un beso...

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