La playa de arenas blancas sigue siendo una fortaleza para los que caminamos mojándonos los pies. Sueño con un cordoncito negro alrededor de mi cuello, con una llavecita colgando que abriera puertas que no se cerraran nunca…”Pues cada amante busca establecer una genealogía de su amor, por miedo a olvidar y a perder, a que no quede rastro de lo que tanto le importa, de cada minuto memorable borrado en seguida por la prisa del tiempo”…En el autobús de vuelta a casa, leyendo al Muñoz Molina en su La noche de los tiempos…¿Qué buscan las yemas de mis dedos golpeando las teclas de un martes?
para que quieres la llave de puertas que nunca se cierran?
ResponderEliminarno te entiendo...
¡Torero!
ResponderEliminarEste ya lo tengo comprado. ¿Cuál debo leer antes, el de Muñoz Molina o el de Trapiello? Es que no me dais un respiro, que todavía tengo pendiente el de Selma Lagerlöf. Si es que sobrevivo a la Kerenina, que últimamente me encantan los trenes. No, es una broma...
Un besazo con lengua a la escarlata.
las puertas que se abren, no deberian cerrarse luego...nunca...
ResponderEliminarKitti...la novela de Muñoz Molina me ha atrapado desde la primera palabra, una maravilla...una historia de amor en mitad de la guerra civil...y los trenes que sean de juguete, relaja mucho verlos dar vueltas sobre la alfombra...
besos