en una de las cuatro estaciones

Sí, es un imposible el octavo día de la semana. No existen las veinticuatro horas de propina que añadir a los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos de siempre. Sin embargo ahora sigue siendo anoche, cuando me quedé con el corazón en la mano; y los elefantes están en la pantalla del televisor, abandonando un lugar de árboles y dirigiéndose a una interminable sabana. Fatigados por el viaje a la luz de la luna, apenas les quedarán fuerzas para poder alimentarse de hojas al amanecer.
“Sueño ( escribo), luego existo” que escribiera la Sand.

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