año nuevo

Tecleando al compás de valses lejanos, escuchando el viento que sopla detrás de la ventana. Uno de enero sin delfines, con el vino de anoche todavía en la cabeza y con el “calle y reparta” en los ojos en blanco y negro de la señorita Kubelik. Azar y adiós sin despedida. Y palabras sin voz ni mirada, palabras que no cuentan, palabras dadas por inútiles. Palabras, palabras, palabras, palabras, palabras. Sólo palabras. Sentimiento tiene once letras, mi nombre seis, mi vieja ciudad ocho; distancia tiene nueve, olvido no me acuerdo. No, no quiero acordarme. Y temo.

2 comentarios: