A Babo le está afectando
la ola de calor que tiene atrapada entre sus garras a la vieja ciudad. Anoche,
por ejemplo, bebió ¡agua fresca! mientras cenaba. Las manecillas del reloj de su cocina, únicas testigos, no podían creérselo. Y hace un ratito, sin venir a
cuento, él que nunca leyó poesía, me ha enviado por correo alado unos versos
del García Montero. Que dicen…
Pero del mismo modo
al recuerdo se vuelve igual que a los veranos,
con ganas de tocar el mar,
al recuerdo se vuelve igual que a los veranos,
con ganas de tocar el mar,
como un tiempo más nuestro,
la leyenda arruinada del nosotros más puro,
una memoria de la felicidad
que duele, nos desarma
y rueda en las colinas de la tarde…
y rueda en las colinas de la tarde…
Y ni siquiera se ha
despedido. En fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario