El anciano está sentado en un banco de madera, dormitando con una sonrisa beatífica colgada de sus labios casi inexistentes. Para protegerse del tibio sol lleva una gorrita ciclista, de descolorido color escarlata. En el regazo una novelita de vaqueros mil veces leída. La gente pasa a su lado, cruzando la plaza en diagonal, con prisa por llegar al trabajo o por comprar en las rebajas. Un conductor increpa a un peatón que salta a la pata coja sobre un paso de cebra; y ha bajado la ventanilla con tal ímpetu que se le ha roto la correa del reloj. Una mujer de mirada líquida, sostiene un pequeño paraguas sin abrir, cruza las piernas cuando acaba de sentarse bajo la marquesina de una parada de autobús. ¿Cielo color pitufo?
“En la isla de sus misterios el viejo pistolero llegó para saldar cuentas. Pero esta vez no fue el más rápido y una bala atravesó su corazón cansado. La mujer que lo lloró nunca supo su nombre verdadero.”
Al despertar, el anciano se extraña de que esté lloviznando. Tomará un taxi que lo acerque a la residencia. Tendrá que leer en voz alta la dirección que le apuntaron (a él, que siempre tuvo una letra preciosa) en su libretita de tapas negras, después de acomodarse con dificultad en el asiento delantero. “Por favor, como si no fuera un cliente”. Sólo al seguir viendo unos labios rojos, los mismos de cuando sus ojos cerrados, volverá a tener conciencia de la pérdida. Tantos años atrás, ayer mismo o mañana. Palabras inventadas para nombrar palabras de siempre.
Al despertar, el anciano se extraña de que esté lloviznando. Tomará un taxi que lo acerque a la residencia. Tendrá que leer en voz alta la dirección que le apuntaron (a él, que siempre tuvo una letra preciosa) en su libretita de tapas negras, después de acomodarse con dificultad en el asiento delantero. “Por favor, como si no fuera un cliente”. Sólo al seguir viendo unos labios rojos, los mismos de cuando sus ojos cerrados, volverá a tener conciencia de la pérdida. Tantos años atrás, ayer mismo o mañana. Palabras inventadas para nombrar palabras de siempre.
lo pongas donde lo pongas es precioso...
ResponderEliminarsobre todo las comillas que me suenan de hace tiempo... antes de... incluso creo que las usó mi lantier para un caso...
que es precioso...
un beso...