“Aunque el tiempo de los relojes nos pise los talones, persiguiéndonos por los recovecos de nuestra memoria imbatible; aunque anochezca en el refugio de nuestros abrazos abrazados y de nuestras palabras dichas. Aunque el autobús disfrace de distancia el sentimiento sentido; o el taxi del taxista loco los besos besados. Aunque cualquier aunque entable batalla con mi sonrisa en tus labios, con tu sabor en mi tacto y con nuestra autobiografía de caricias de todos los colores…”
Aunque el tiempo me está devorando, no sólo los talones, le planto cara y os dejo besos: uno azul con sabor a melocotón para ti, otro violeta con sabor a alcachofa para ella.
ResponderEliminarBuenas noches, dulces sueños.
"porque aunque no estás, estás... y sabes que da igual el tiempo de los relojes, que anochezca, los autobuses o los taxis... sabes que solo hay que cerrar los ojos para que todo lo demás desaparezca..."
ResponderEliminarun beso...
oh, fantasía de alas negras,
ResponderEliminartú llegas cuando el sueño
-ese dios lleno de dulzura-
me quita las penas...