“Un día se preguntó: si reuniera uno a uno los pocos recuerdos que le quedaban de su vida en común, ¿cuánto tiempo sumaría? ¿Un minuto? ¿Dos minutos? “ (Milan Kundera en La ignorancia)
“Un día alguien besó a una joven, a quien jamás volvió a ver. El recuerdo de ese beso dura menos que el beso, y sin embargo ese joven, ya viejo, comprende que el resto de su vida ha gravitado bajo la impresión profunda que aquel acto de amor, y su pérdida, dejó en su corazón. Cualquier cosa significativa de las que le ocurrieron le lleva hasta aquel extraño abrazo. Su vida está saturada de él, de modo que ha llegado a la conclusión contraria a la que llegaba el personaje novelesco de Kundera: necesitaría otra vida entera para explicarse aquel remotísimo segundo” (Andrés Trapiello)
Las dos citas las he copiado de un viejo artículo de Trapiello titulado Calibre y balanza de la memoria. Yo no sabría a qué carta quedarme aunque, eso sí, lo que recordara la joven de aquel beso, en el esbozado relato de Trapiello, se me antoja parte esencial del enigma que entre líneas se está planteando: ¿Nos recordamos como nos recuerdan? O lo que viene a ser lo mismo: ¿Nos olvidan de la misma manera que olvidamos?
En la vieja ciudad siguen acortándose los días. ¿Dónde está la lluvia del “triste otoño en la azulada tarde” de Bécquer… Anochece ya mientras tecleo la última. Palabra.
"recuerdame no mas..."
ResponderEliminarque decía un verso de la rosetti...
quizás ella se conformó con recordar aquel beso... quizás lo olvidó... o quizás se pasó la vida preguntandose porque no hubo mas besos después de aquel...
como recordamos y como nos recuerdan... complicado...
me recordarás a mí dentro de muchos, muchos años?
un beso...