Simplemente sentir con la imaginación y no usar el corazón. Es lo que alegaba Ricardo Reis al ser acusado de fingir cuando escribía. Por su parte, Andrés Trapiello afirma: “No se puede escribir sin escepticismo por la misma razón que no se puede leer sin entusiasmo”. Quizás, ¿por qué no?, la íntima verdad de la literatura late en la mirada del que lee lo que alguien supo escribir en su nombre. ¿No fue el cartero el que le dijo a Pablo Neruda aquello de “La poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita”? Claro que, callejones sin salida, encadenar palabras también es una necesidad algunas veces. Como ahora…
…que anochece sin contemplaciones en el parque de los columpios, y el viento, caso de soplar, arrastraría la hoja del periódico en la que esta mañana, en su rincón de sol de todos los días, la temblorosa mano de un anciano presa del tedio habría subrayado dos palabras de un anuncio clasificado. Final feliz.
que en medio de una mañana caótica donde las haya, me has hecho sonreir...
ResponderEliminarun beso...